OLIVER OLIVELLA. Mis fotografías hablan por mi.
- Afro
- 2 oct 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 9 oct 2018
“Siempre he visto una relación entre la fotografía-hombre. Por eso mis géneros favoritos son el retrato, la fotografía de moda y documental”

Este joven fotógrafo de 21 años puedo denominarlo como el defensor de la moda negra, partiendo que es arriesgado y centrado en su propósito. Es difícil encontrar artistas que no defiendan tanto sus ideales como lo hace Oliver, es gratificante decir que este personaje es Cartagenero y que sus grandes esfuerzos por mostrar el talento que la vida le brindó los haya concentrado en resaltar su cultura.
Hoy es fotógrafo profesional, pero en su infancia este título no estaba en su cabeza, tenía claro que sería artista, pero ¿qué clase de artista? El campo de la locura como suelo llamar al sector de las artes, es tan extenso que muchas veces no queremos dejar por fuera ninguna modalidad, queremos bailar, cantar, actuar, en fin, queremos ser artistas, pero como a Oliver, el destino se encarga de ponernos en la manos la herramienta que nos direcciona el camino.
A este chico una cámara compacta toco su puerta a los 14 años, justo en el momento donde las redes sociales se hacían parte de nuestro diario vivir; de cierta forma ya le otorga a Oliver el título de fotógrafo pues retrataba a sus amigos, familia y a todo lo que podía atravesarse en el camino. Como marcando su destino 4 años después, un regalo reafirma que está en el camino correcto, una cámara más profesional se hace su compañera ideal, con la ayuda de su personalidad extrovertida, capturar lo mejor de los demás se hacía pan comido.
El verdadero desafío empezó en el 2013 cuando decidió realizar sus estudios de fotografía en la ciudad de Bogotá, dejar el conford de casa, su familia y su ciudad, para enfrentarse a un mundo nuevo, cultura, gente, estilo de vida, todo nuevo; eso sumando que la competencia era grande, muchos jóvenes también tenían como sueño ser grandes fotógrafos, pero como su hermana mayor le enseñó, “las cosas se hacen bien o no se hacen” Oliver no le dio miedo poner en práctica su creatividad sin temer a ser criticado.
Creo que esta valentía tuvo mucho que ver en la creación de su proyecto llamado NEGRA, ya que estando en una ciudad donde la población negra es minoritaria, querer resaltar lo bello de un país y lo importante de esta comunidad es casi un reto, ya que su historia nace a raíz de las negritudes. Pueden llamar este acto como protesta, pero en Colombia toda protesta bien formulada y procesada es de admirar, sin duda existen críticas pero hasta al momento todas han sido positivas.
Proyecto ¡NEGRA!
La belleza desde la perspectiva de las negritudes.
Con menos palabras técnicas quiero decir, que negra es un proyecto fotográfico que muestra a niñas, jóvenes y mujeres, alejadas de los estereotipos de belleza impuestos por la industria de la moda, resaltando su belleza natural, gritando al mundo que se sienten orgullosas de sus raíces y llevan en el alma una herencia africana que sobresale a la vista de cualquiera.

Este es un proyecto que relaciona la belleza y la identidad, viajando a través de tres espacios de nuestro entorno, el corregimiento de San Basilio de Palenque, el municipio de Turbaco y la ciudad de Cartagena; tres sitios que te hacen vivir de manera intensa una historia que está sujeta a nuestra vida, mostrando a modelos no-modelos que evidencian la belleza natural, la cual muchas mujeres olvidan por la opresión de querer ser aceptadas en la sociedad, sometiéndose a procedimientos que las alejan de su identidad.

Solo resta decir que estamos en un país donde el encanto cultural es inmenso y la belleza de la mujer natural hace parte de ella, este proyecto da un paso grande para entender como la mujer afrodescendiente es vista en la sociedad y en su entorno a partir de la estética de un retrato.
Oliver hace una crítica de los estereotipos de belleza impuestos, pero da valor a la mujer del caribe y expone de manera maravillosa su esencia a través de un retrato que dice, “que orgullo ser negra”
Por: Miguel Marrugo
Fotografía: Oliver Olivella
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